Título: Alien
Director: Ridley Scott
IntérpretesTom SkerrittSigourney WeaverJohn HurtIan HolmVeronica CartwrightYaphet KottoHarry Dean Stanton
Año: 1979
Mi calificación: 8

Con el estreno de Prometheus, he tenido la oportunidad de volver a presenciar esta obra maestra del cine. ¿Cómo definirla? Claustrofóbica, tenebrosa, inquietante, aterradora, impredecible, opresiva. No se puede ver el largometraje sin sentir una cuerda alrededor del cuello, apretando hasta la agonía.

A pesar de que Alien no es una película de terror al uso, sino un thiller de ciencia ficción donde el miedo a lo desconocido y a una fuerza superior causan pánico, Ridley Scott consigue asustar, mantener en vilo, cortar la respiración y provocar insomnio.

Es impecable como, con la casi total ausencia de banda sonora, Scott logra crear atmósferas de tensión con el simple uso de la oscuridad y el silencio, alargando la escena fatídica hasta la agonía final. En otras ocasiones, engrana el terror mediante los compases de una música inquietante y opresiva. Siempre, el miedo y la tensión palpitan en cada fotograma.

Todo esto con sencillez, con ritmo adecuado, sin brusquedades, sin pompa, sin vaticinios. El guión se descompone lentamente como un ecosistema moribundo, sin que el espectador pueda llegar a intuir el final. Los protagonistas se ahogan en su propio miedo mientras pierden todo su orgullo para mostrase tal y como son en realidad; ni el más valiente puede evitar un grito. La nave Nostromo, hogar de los personajes, va paulatinamente transformándose en una cárcel desconocida, llena de peligros. Y finalmente, el aliento de la criatura alienígena se siente en cada escena.

El ensamblaje de esta atmósfera hostil, se basa en una fotografía punzante, picada y sombría; y en un montaje vertiginoso cuando se trata de escapar de la muerte y lento y asfixiante cuando se trata de acercarse a ella. Cabe destacar las escenas en las que la cámara corre tras el protagonista o se pasea en territorio hostil en busca de un peligro que nunca encuentra. En ambas, la tensión y el horror se respiran.

El sonido ambiente actúa a su vez de banda sonora: el vapor, el aire, los chasquidos de la nave, los pasos apresurados influyen de tal manera que el espectador se siente dentro de la película, para desgracia del más miedoso.

La banda sonora nunca aparece de relleno. Es escasa durante toda la película, pero su protagonismo resulta destacable y siempre sublime.

Los efectos visuales fueron galardonados con el Oscar y la dirección artística fue acogida con una nominación. No es de extrañar ninguna de estas dos consagraciones si se pondera el enorme trabajo con respecto al alien y sus más sangrientas apariciones, así como las maquetas de la nave Nostromo, siempre misteriosa en cada uno de sus recodos.

En el apartado interpretativo, se hace difícil destacar alguna actuación concreta debido a que la tensión del largometraje impide fijarse en otras facetas cinematográficas. Sigourny Weaver, como la sólida y determinante protagonista, es tan capaz de contagiarnos pánico como insuflarnos valor cuando más necesario se hace.

Y para terminar, una ovación especial para el director, que con su estilo sencillo y su técnica trascendental, ha convertido una historia de extraterrestres malvados en una verdadera obra maestra, donde la tensión y la agonía son los verdaderos protagonistas.

Iraultza Askerria

Acerca de Iraultza Askerria

Novelista, escritor, poeta, articulista, lector voraz y en definitiva un amante más de la literatura a la que se dedica en cuerpo y alma. iraultzaaskerria.com

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